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De la incubadora a los cielos de Picos de Europa: el rescate del quebrantahuesos
Un huevo de quebrantahuesos, antes de eclosionar en la incubadora del Centro de Rescate y Cría de Quebrantahuesos (CRIAH), que replica las condiciones ambientales de un nido en la naturaleza.
Foto: Fundación BBVA
El comienzo de la eclosión de un huevo de quebrantahuesos en la incubadora el CRIAH, donde se ha logrado una tasa de éxito del 99% en la cría de esta especie amenazada.
Foto: Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos.
Una cría de quebrantahuesos rompe la cáscara durante la eclosión de un huevo en la incubadora del CRIAH. Si el embrión está mal colocado, los especialistas del centro intervienen para asegurar que salga adelante.
Foto: Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos.
Un especialista del CRIAH extrae un polluelo de quebrantahuesos tras la eclosión del huevo incubado en cautividad.
Foto: Francisco Márquez.
La cría recién nacida, sujetada por un veterinario tras la eclosión del huevo en la incubadora del CRIAH.
Foto: Francisco Márquez.
Durante las primeras 24 horas, a la cría se le alimenta con una jeringuilla, ya que todavía no puede ver y por tanto no puede distinguir quién le está dando de comer.
Foto: Fundación BBVA
A partir de su segundo día de vida, a la cría se le empieza a alimentar utilizando una marioneta que imita a la madre del quebrantahuesos en las condiciones naturales de un nido.
Foto: Fundación BBVA
La marioneta no solo se utiliza para replicar las condiciones de alimentación en un nido, sino también el calor y el cariño de una madre.
Foto: Fundación BBVA
Una vez que sale de la incubadora, la cría es introducida en un nido artificial donde se le continúa dando alimento, calor y afecto, siempre utilizando el señuelo que replica el cuidado materno, sin que el animal entre en contacto visual directo con humanos.
Foto: Fundación BBVA
Durante los 25 días que dura este proceso de cría en el nido artificial, a los pequeños quebrantahuesos se les alimenta con la carne de pequeños roedores, al igual que haría una madre en la naturaleza.
Foto: Fundación BBVA
El objetivo de la llamada ‘técnica por impronta natural’ es evitar en todo el momento el contacto directo con el ser humano y replicar al máximo el cuidado de la madre a través de la marioneta.
Foto: Fundación BBVA
Tras los 25 días que dura el proceso de cría en los nidos artificiales del CRIAH, los quebrantahuesos son trasladados al Parque Nacional de Ordesa (Huesca), donde entran en contacto visual directo con otros ejemplares de su especie en un comedero y aprenden a relacionarse.
Foto: Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos.
Después de 90 días en Ordesa, se les traslada al Parque Nacional de Picos de Europa, donde todavía se prolongará su cría en cautividad durante otros 30 días antes de su suelta.
Foto: Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos.
Tras un total de 120 días de cría en cautividad, los quebrantahuesos son liberados en el Parque Nacional de Picos de Europa, aunque se les sigue monitorizando hasta comprobar que su adaptación a la naturaleza es correcta.
Foto: Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos