tortugas_oceanografas_noticia_1600x650_

NOTICIA

El viaje de las ‘tortugas oceanógrafas’

MARÍA PÉREZ ÁVILA

El proyecto ‘Tortugas Oceanógrafas’, en el que se enmarca la suelta de varias tortugas caguamas (Caretta caretta) con marcadores satelitales en aguas de Islas Baleares, busca desarrollar técnicas apoyadas en bases científicas para reducir los riesgos a los que se enfrenta esta especie y favorecer su conservación. Dirigido por el Sistema de Observación Costero de Illes Baleares (ICTS SOCIB), ‘Tortugas oceanógrafas’ cuenta con la financiación de las Ayudas a Equipos de Investigación Científica de la Fundación BBVA en el área de Ecología y Biología de Conservación.

24 abril, 2018

Proyecto

'Tortugas oceanógrafas'

Apenas veinte días después de haber sido liberada, la tortuga Lasi –una hembra de tortuga caguama– ya ha recorrido más de 600 kilómetros: desde la playa de s’Amarador de Santanyí, en Mallorca, hasta el cañón de Alicante. Con un marcador en su caparazón conectado vía satélite para seguir en tiempo real su recorrido, lo peculiar de Lasi es que tiene una cuenta en la red social Twitter desde la que ‘tuitea’ una vez al día su posición de forma automatizada.

El investigador principal del proyecto, David March, explica que Lasi fue encontrada por unos pescadores en la zona de la Isla de la Cabrera con aparentes problemas para sumergirse el pasado 15 de marzo. La tortuga fue trasladada al Centro de Recuperación de Fauna Marina de Fundación Palma Aquarium, que también participa en el proyecto, donde se le hicieron chequeos durante tres semanas.

“Estaba totalmente sana y no tenía ningún problema”, comenta March en conversación telefónica. Seguramente, añade el investigador, estuviera tomando el sol para calentarse. “Al depender de la temperatura exterior, en invierno, si hace sol, se quedan en superficie durante un rato para recuperar la temperatura corporal. Por eso, si alguien las ve, puede pensar que tienen algún problema”, sostiene.

Una vez se comprobó que su estado de salud era óptimo, se le colocó el dispositivo en el caparazón y se liberó en una zona protegida del levante de Mallorca con escaso tráfico marítimo. El marcador proporciona información a los investigadores una vez al día y les permite hacer un seguimiento satelital de su recorrido. Además, también aporta datos sobre la profundidad que ha alcanzado la tortuga en sus inmersiones o la temperatura del agua. “Con esta información queremos hacer mapas de las zonas óptimas para la liberación de las tortugas”, indica March.

La conexión del marcador de Lasi con la red social Twitter, contemplada desde el planteamiento del proyecto, está destinada a mejorar la comunicación y divulgación de esta investigación. “Es una forma útil de que el público tenga información sobre los trabajos que realizamos”, asegura el investigador.

Lasi ha sido la última tortuga en ser liberada, pero no es la única conectada a Twitter. Cannoli, un macho de la misma especie, es otra de las que pasó por el centro de recuperación. Lleva ya más de 200 días en el mar y supera los 5.000 kilómetros recorridos. Este ejemplar fue encontrado entre hilo de pescar, cabos de cuerda y botellas de plástico.

March comenta que antes de iniciar los marcajes de las tortugas se analizaron los datos históricos de la trayectoria de 80 tortugas en esa zona del Mediterráneo. Ahora queda comparar la información con datos oceanográficos para ver cómo afecta a la distribución de las tortugas. “Hasta ahora sabemos que la mayoría de las tortugas del Mediterráneo son de origen Atlántico y que se quedan en esta zona por las características del agua”, añade.

Con este trabajo también buscan elaborar mapas de riesgos para identificar las zonas óptimas para la liberación de tortugas, para lo que también se necesita hacer un seguimiento en tiempo real del tráfico marítimo de las islas.

El marcaje de las tortugas los datos de las trayectorias ya han dado varios datos interesantes: por ejemplo, hay una que ha alcanzado una profundidad de 250 metros. “Es un dato llamativo porque suelen pasar la mayor parte del tiempo entre los 20 y los 30 metros de profundidad”, explica el investigador. También hay otra que, en diez meses, ha recorrido todo el Mediterráneo y ha llegado hasta las costas de Turquía.

A pesar de que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) sostiene que la población atlántica de tortugas en el Mediterráneo está estable y que no ha sufrido una disminución en los últimos años, estos animales se enfrentan a diversos riesgos. March señala los tres principales: la captura accidental por la pesca con palangre –que se ha reducido en los últimos años–, la colisión con embarcaciones y el enmalle con plásticos.

El siguiente paso de este trabajo de investigación será la parte analítica. “Seguiremos pendientes de los datos que aporten Lasi y Cannoli para relacionar las trayectorias de las tortugas y sus inmersiones con la variabilidad oceanográfica, y así entender su comportamiento y movilidad”, explica March.

El fin último es elaborar un modelo matemático que permita crear unos mapas de probabilidad del hábitat potencial de esta especie. “Después, cruzaremos los datos con los de los mapas de tráfico marítimo y pesquerías para identificar el mayor riesgo de interacción entre esta especie y esas actividades”, concluye.

 

Autor de la imagen: Miquel Gomila.