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XV edición de los Premios a la Conservación de la Biodiversidad

La Fundación BBVA premia la conservación del quebrantahuesos en España, la protección de orangutanes en Indonesia y el periodismo ambiental de Antonio Cerrillo

La conservación del quebrantahuesos en España, la protección de los orangutanes y de toda la rica biodiversidad en la isla de Borneo (Indonesia) y el “mejor periodismo ambiental” representado por Antonio Cerrillo han sido galardonados en la XV edición de los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad.

15 octubre, 2020

La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) ha recibido el premio en la categoría de Actuaciones en Conservación de la Biodiversidad en España por “recuperar y conservar los últimos quebrantahuesos del Pirineo, […] así como por su éxito al lograr que vuelva a criar en lugares como los Picos de Europa de donde se había extinguido hace más de medio siglo”, según el jurado, que destaca en su acta que “gracias a su tenacidad, pasión, innovación continua y rigor científico” han conseguido establecer “un vínculo entre naturaleza y sociedad vital para la biodiversidad de nuestro país”.

El Premio Mundial Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad se ha otorgado a la Fundación IAR Indonesia y a la directora de su programa de conservación de orangutanes, Karmele Llano Sánchez, “por abordar con un enfoque integral e innovador la protección de la biodiversidad del Parque Nacional Bukit Baka Bukit Raya, en Borneo”, y “algunas de sus especies emblemáticas”, como los orangutanes. El acta subraya también su capacidad para crear “estrategias de conservación a largo plazo en un ecosistema asediado por la deforestación como consecuencia del avance de los cultivos de las plantaciones de aceite de palma”.

Antonio Cerrillo, corresponsal ambiental de La Vanguardia, ha sido reconocido con el premio a la Difusión del Conocimiento y Sensibilización en Conservación de la Biodiversidad en España “por ser uno de los periodistas pioneros y una referencia clara del mejor periodismo ambiental que se ha hecho en España durante los últimos 30 años y maestro de las nuevas generaciones”, por “combinar de manera ejemplar la atención y tratamiento riguroso de los temas de conservación locales con la cobertura de las grandes cuestiones de la agenda medioambiental a escala global” y todo ello, destaca el jurado, “con un gran sentido crítico y divulgativo, independencia, objetividad y coherencia”.

La protección de la naturaleza es una prioridad constante para la Fundación BBVA, que desde hace dos décadas promueve tanto la investigación en ecología y biología de la conservación como proyectos conservacionistas fundamentados en la evidencia científica, y también la difusión del conocimiento medioambiental y sensibilización de la sociedad sobre las distintas facetas de la conservación. El galopante declive de especies y ecosistemas al que se enfrenta hoy el planeta hace más necesaria que nunca la labor de personas y organizaciones que logran resultados relevantes y perdurables en la protección de la naturaleza, como es el caso de los galardonados con los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad en sus quince ediciones.

Creados en 2004, estos galardones de periodicidad anual se estructuraban hasta su XII edición en tres categorías, las dos primeras dedicadas, respectivamente, a actuaciones en España y en Latinoamérica. Desde 2018, esta última categoría ha sido sustituida por otra dedicada a reconocer a proyectos de conservación de alto impacto y significado en cualquier lugar del mundo. La tercera categoría premia la labor de difusión del mejor conocimiento y la sensibilización de la sociedad respecto a la problemática multidimensional de la conservación.

Cada una de las dos categorías de actuaciones en España y globales está dotada con 250.000 euros y la de difusión y sensibilización con 80.000 euros, situándose entre los galardones de mayor cuantía a escala internacional. El jurado de los premios está integrado por investigadores científicos en el campo de las ciencias medioambientales, comunicadores, expertos de áreas como la justicia y la administración pública en materias de conservación y representantes de ONGs conservacionistas (ver composición al final), que aportan ángulos complementarios sobre la conservación de la naturaleza.

Actuaciones en España: Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ)

La recuperación de un ave única

El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) debe su nombre a lo especializado de su dieta: es la única carroñera que solo se alimenta de restos óseos, de ahí su estrecha vinculación con los grandes rebaños de ovino y caprino. Aunque no amenaza en modo alguno las actividades humanas, ha sido víctima colateral de prácticas como el uso de venenos contra el lobo y de un hábitat deteriorado. En el siglo XX desapareció de la mayoría de las áreas montañosas europeas, sobreviviendo casi únicamente en los Pirineos. Ante esa situación, explica el presidente de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), Gerardo Báguena, en 1995 un grupo de naturalistas “enormemente motivados y comprometidos nos unimos para tratar de evitar la extinción del quebrantahuesos en España”.

Desde entonces, el equipo de FCQ ha desarrollado técnicas que muy pocos especialistas conocen en todo el mundo. En arriesgadas operaciones de escalada en los Pirineos, cargados con incubadoras especiales, han rescatado medio centenar de huevos con pocas probabilidades de sobrevivir en los nidos; han criado los pollos con huesos desde que pesan solo unos gramos y les han hecho aprender las costumbres de su especie; finalmente los han reintroducido en el medio natural, logrando alejar el quebrantahuesos de la extinción.

“La población española de quebrantahuesos se ha incrementado en más del 200% en estos 25 años”, dice Báguena. Se ha pasado de 50 parejas en el año 1995, a 140 en 2019. En colaboración con centros de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), los expertos de FCQ han contribuido a mejorar el conocimiento sobre la biología de una especie que ocupa un nicho ecológico único, recurriendo para ello a tecnologías tan ingeniosas como sensores en forma de huevo que se colocan en los nidos tras el rescate de los huevos auténticos, que se criarán en cautividad. La madre incuba estos huevos espía, que recaban grandes cantidades de datos -temperatura, número de veces que el huevo se gira- para que los criadores humanos puedan replicar lo que ocurre en el nido.

Otra práctica que ha resultado exitosa ha sido la cría separada de huevos cuando la puesta ha sido doble. La hembra pone por lo general un único huevo, un proceso costoso en el que el ave  “grita y se contorsiona”, explica Báguena, que los naturalistas de FCQ pueden contemplar a distancia con telescopios. Pero en ocasiones ponen dos huevos y los pollitos nacen sanos. Tiene lugar entonces un proceso de selección “muy duro”, explica Báguena, en el que uno de los pollos mata al otro ante la inacción de los padres.

“Observarlo es durísimo, pero en la naturaleza no podemos intervenir”, dice Báguena. En cambio, cuando los expertos de FCQ rescatan huevos de una puesta doble los pollos nacen y se crían por separado. El resultado es muy positivo. Una vez adultos, y liberados, los animales no muestran ninguna agresividad: “Vemos volar juntos a los hermanos sabiendo que si los hubiéramos dejado en el nido uno de ellos hubiera muerto, con toda seguridad”.

La culminación de todo el esfuerzo de FCQ fue el primer nacimiento de un quebrantahuesos en libertad en el Parque Nacional de los Picos de Europa después de la extinción de la población original, hace más de medio siglo. Es una hembra que nació el pasado 14 de marzo y a la que han llamado Bienvenida. “Queríamos celebrar una época nueva”, explica Báguena; “venimos de un tiempo de extinciones: el oso, el bucardo… ahora está cambiando, queremos que la recuperación vaya a más”.

Los 15 especialistas de la Fundación Conservación del Quebrantahuesos conocen por su nombre a “todos y cada uno” de los 26 ejemplares que integran la nueva población en Picos de Europa, y los reconocen incluso en vuelo. “Los observamos con telescopios e instrumentación óptica de precisión. Son espectaculares”, dice Báguena.

Actuaciones en el Mundo: International Animal Rescue (IAR) de Indonesia

Salvar el ecosistema de los orangutanes

“Para rescatar a los animales, primero tienes que rescatar a los humanos”. Así explica Karmele Llano (Bilbao, 1978) la estrategia de conservación impulsada por la Fundación International Animal Rescue (IAR) de Indonesia, la organización que fundó en 2006 para proteger la biodiversidad en la isla de Borneo, y en particular a una de sus especies emblemáticas, hoy críticamente amenazada: los orangutanes. “Es una región con mucha pobreza”, señala Llano, “donde las comunidades indígenas no tienen acceso ni a la educación ni a la sanidad, y esa presión les lleva a la caza y a la tala furtiva”.  Por eso, tal y como ha señalado el jurado que le ha concedido el Premio Mundial a la Conservación de la Biodiversidad, IAR ha liderado un proyecto de “empoderamiento de la población local” para detener el declive del ecosistema que habitan los orangutanes de Borneo, “asediado por la deforestación como consecuencia del avance de los cultivos de las plantaciones de aceite de palma”.

Entre 1999 y 2015, más de 100.000 orangutanes de Borneo desaparecieron debido a la pérdida y fragmentación de su hábitat, la caza furtiva y el comercio ilegal de especies salvajes. Si no se pone freno a este declive, se calcula que para 2025, el 82% de su población se habrá extinguido. El objetivo de IAR es evitar la desaparición tanto de estos grandes simios como de otras especies únicas de Borneo, como el mono narigudo y la pantera nebulosa, a través de un programa de conservación en el Parque Nacional de Bukit Baka Bukit Raya, un espacio de 200.000 hectáreas de bosque tropical de altísimo valor para la conservación. “Esta zona se conoce como el corazón de Borneo”, señala Llano. “Es una zona de gran biodiversidad donde hay muchísimas plantas y animales que solo se pueden encontrar allí. Si se extinguieran, desaparecían de todo el planeta”.

Tras licenciarse en Veterinaria por la Universidad de León, Llano – a quien siempre le habían apasionado “todos los animales, pero sobre todo las especies salvajes”– decidió viajar en 2003 a Indonesia para participar en un programa de voluntariado para el rescate y recuperación de orangutanes. “En principio iba a ser un viaje corto”, recuerda Llano, “pero me cambió la vida porque decidí volcarme por completo en esta tarea”. Tres años después, decidió fundar junto a su marido, Argitoe Ranting –un indonesio que también trabajaba en la protección de estos primates–, una ONG local que posteriormente estableció un convenio de colaboración con International Animal Rescue, una organización internacional dedicada a la conservación de especies amenazadas en seis países. Hoy, 250 personas trabajan por la conservación de la biodiversidad en Borneo en la Fundación IAR de Indonesia, dirigida por Llano.

“Nuestro proyecto tiene un enfoque holístico”, explica Llano. “Al principio nos especializamos solo en el rescate y la reintroducción de orangutanes desplazados por la pérdida y fragmentación de su hábitat, pero nos dimos cuenta de que esto no servía de nada si no apoyábamos a las comunidades locales que seguían dedicadas a la tala ilegal porque no tenían ninguna alternativa para subsistir”.

Desde su creación, IAR ya ha conseguido reintroducir en el bosque a 46 orangutanes rescatados que han podido adaptarse de nuevo a la vida salvaje. Pero además, la organización que dirige Llano ha creado un programa de apoyo a la sanidad, la educación y el empleo de las comunidades indígenas locales para frenar el deterioro del ecosistema en Borneo del que dependen estos grandes simios. “En los países ricos”, explica, “vivimos desconectados y no entendemos la realidad de estas poblaciones. A ellos les falta lo más esencial y la conservación de la naturaleza es un lujo, porque viven en la más absoluta miseria y para ellos lo primero es conservarse ellos mismos”. Gracias a su trabajo, unos 70 habitantes de la región que estaban involucrados en la tala ilegal de bosques trabajan hoy para IAR en el rescate y recuperación de orangutanes.

“Estos animales nunca dejan de asombrarme”, asegura Llano. La veterinaria bilbaína y su equipo han llegado a observar cómo las madres de orangután educan a sus crías, en lo que ella denomina “la escuela del bosque”, demostrando que en estos primates existe la cultura, en el sentido de que se transmiten conocimientos de generación en generación: “Los jóvenes aprenden por imitación lo que se puede o no se puede comer, sus madres u otros congéneres les enseñan sobre los peligros de la selva, como los reptiles, e incluso se les instruye sobre cómo hacerse una cama con ramas y hojas”. Por todo ello, para Llano, “no respetar a los orangutanes es casi como no respetar a nuestra propia especie, por lo cercanos que son a nosotros”.

Difusión y Sensibilización: Antonio Cerrillo

Referencia del mejor periodismo ambiental

Antonio Cerrillo (La Rambla, Córdoba, 1959) es uno de los periodistas pioneros en la información ambiental en España, un aspecto que destaca el acta del jurado, aunque sus inicios en este campo –que lleva más de 30 años ejerciendo en el diario La Vanguardia– fueron fruto de la casualidad. El periodista había trabajado en sucesos, tribunales o informaciones locales, pero “a finales de los 80 surgió la opción de hacer esta área y decidí asumirla”, recuerda. “Si he seguido tantos años haciendo esta información es porque ha impulsado mi propio aprendizaje, motivándome continuamente”, asegura.

Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, Cerrillo ha sido el primer redactor especializado en periodismo ambiental en el diario La Vanguardia, donde comenzó en 1983 y continúa en la actualidad. A lo largo de su trayectoria ha abordado numerosos temas como la conservación de la biodiversidad, el cambio climático, la destrucción de la capa de ozono, o los problemas ambientales que afectan particularmente a España, como son todos los relativos al agua o los residuos.

Buena parte de su trabajo se ha centrado en informar acerca de las conferencias de la ONU sobre cambio climático y biodiversidad, y también es autor y coautor de diversos libros sobre medio ambiente. Además, Cerrillo fue el periodista que desveló en la prensa escrita el problema de contaminación del embalse de Flix (rio Ebro) –durante decenios un vertedero subacuático de desechos industriales– y que dio lugar a un plan para descontaminar la zona con financiación europea, y ha sido el impulsor del Canal Natural, un área específica en la web del diario La Vanguardia en la que presta gran atención a la información sobre conservación de especies de fauna.

“Hablamos de muchísimas áreas: la fauna y la flora, pero también la agricultura, la política, la economía… Todas necesitan un enfoque ambiental”, explica Cerrillo. El veterano periodista de La Vanguardia considera que su misión es no solo informar, sino también educar, analizar e incluso alarmar cuando es necesario. “Quienes nos tachan de alarmistas son los que prefieren la inacción. Pero la alarma no la da el mensajero, nos la están dando los científicos”, afirma.

En ese sentido, Cerrillo considera que el instrumento más eficaz para llegar a los lectores es llevar a cabo una divulgación “lo más pedagógica posible”. “Es muy importante cambiar la iconografía que ilustra la noticia con un oso en el Ártico a la deriva, hay que buscar una imagen que nos acerque a las personas, no una que no nos movilice”, explica.

En su trabajo ha abordado la información ambiental, más que como un área temática específica, desde un punto de vista que le ha permitido divulgar los valores culturales asociados a los nuevos paradigmas de desarrollo más respetuoso con la naturaleza. “Cuando hablamos del clima ya no sólo hablamos del aumento de la temperatura, hablamos de causas y soluciones, de las medidas para cambiar el modelo energético. La información ambiental nos remite al anhelo de un cambio social profundo que solucione estos problemas ambientales, que son el elemento que delata nuestro comportamiento con el entorno que nos rodea”.

Sobre la actual situación derivada de la pandemia, omnipresente en los medios de comunicación, destaca que “eso no impide que veamos, en el fondo, cómo los temas ecológicos y la degradación ambiental son el origen, el primer causante de muchos de estos problemas”. También señala que la pandemia ha tenido impactos ecológicos. “Hemos visto una reducción de la polución que nos ha hecho ver, en un gran experimento global, cómo es posible reducir el gran foco de contaminación de las ciudades, que son los coches. También hemos tenido ciudades con menos ruido y ha aparecido en el imaginario de todos cómo puede ser una sociedad donde la presencia del ser humano es secundaria”. Esto nos debe llevar –destaca- a pensar en una recuperación “verde”, donde el papel del transporte aéreo, el turismo y el modelo energético deben cambiar radicalmente. “Como también lo debe hacer la proliferación de los plásticos de un solo uso y las mascarillas, que pueden ahogar más la gestión de los residuos e incrementar el daño sobre la naturaleza; todo esto describe un mundo nuevo en la información sobre el medio ambiente”, señala el periodista.

 

Jurado

El jurado de esta edición ha estado presidido por Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, y ha contado como vocales con Araceli Acosta, jefa de prensa del Ministerio para la Transición Ecológica; Caty Arévalo, directora de comunicación del Ministerio para la Transición Ecológica; Miguel B. Araújo, profesor de investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC); Javier Gregori, redactor jefe de Ciencia y Medio Ambiente de la Cadena SER; Carlos Montes, catedrático del departamento de Ecología, Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Madrid; Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España; Cristina Ribas, profesora asociada de Periodismo de la Universitat Pompeu Fabra; Antonio Vercher, fiscal de Sala Coordinador de la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo; Rafael Zardoya, profesor de Investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC.